Nosotros derretimos el hielo de la indiferencia
comulgando con hostias de besos,
crucificados en el calvario del arrojo
donde nos morimos para seguir siendo Nosotros.
Navegamos sobre mares entre la neblina
que se disipa cuando sopla el viento
trayendo la sal de nuestras convicciones
para subsistir entre las tormentas...
Las estrellas escriben nuestros destinos
y nos entregamos con la mansedumbre
que nos da el amor,
y el cielo es refugio de nuestras pasiones...
Las vírgenes se espantan...
Los santos miran hacia otra parte
mientras perturbamos la paz del edén
y en paraísos perfectos copulamos
para luego ser expulsados... Desnudos
tatuados por el ardor y los deseos
que nos signaron como pecadores
sin patria sin cobijo sin refugio...
Desamparados... Amalgamados en un solo cuerpo
con el egoísmo donde se conjugan
los arrebatos de la noche
cuando no importa nada mas que Nosotros...
Nosotros... Nada mas que nosotros...